La Habana volvió a fase de transmisión autóctona limitada el pasado 8 de agosto, cesó el transporte público y de nuevo medios de comunicación, piden a capitalinos y capitalinas que se queden en casa para bien de todos.
Mientras, los médicos continúan su tarea de choque: sanar, pesquisar, prevenir e investigar, en días de coronavirus. Detrás de estos héroes, hay otros, menos visibles, menos públicos, pero héroes al fin: los transportistas cubanos.
Desde los inicios de la pandemia en el país, el Ministerio de Transporte supo cuál era su rol en esta batalla. Entre las empresas adscritas a este Ministerio, Taxis Cuba desplegó su flota en los centros e instituciones más importantes para el funcionamiento del país. Es el caso de la gastronomía, la generación de energía, los centros de investigación y, sobre todo, es el caso de la salud pública.
No obstante, el apoyo de Taxis Cuba a instituciones dedicadas a la investigación científica, no comenzó con la pandemia. Por más de 10 años, nuestra empresa colabora de forma directa con el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB).
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Sobre el CIGB descansa una gran responsabilidad histórica: mantener un alto nivel en la investigación, desarrollo, producción y comercialización de productos biológicos, obtenidos a través de métodos de biotecnología moderna. Hablar de su impacto en la sociedad sería redundar. Tal es la relevancia de esta institución en el panorama científico y económico de Cuba, que es la mayor empresa exportadora de bienes del país en el 2020.
Su historia data del año 1981, cuando se logró el primer interferón cubano para el tratamiento de dengue hemorrágico y conjuntivitis hemorrágica. Desde entonces, tienen un papel destacado en la investigación-producción, en la esfera de la biotecnología aplicada a diferentes ramas de la sociedad.
En la batalla contra la COVID-19 su desempeño ha sido trascendental. Hace poco la prensa nacional publicaba que el CIGB-300, medicamento cubano de acción antiviral diseñado por este Centro, mostraba resultados alentadores frente a la COVID-19, en su primera fase de evaluación clínica.
Sin embargo, el CIGB trabaja en 16 líneas de investigación para contribuir al control de la epidemia, de acuerdo con el Dr. Gerardo E. Guillén Nieto, director de Investigaciones Biomédicas de la institución.
Detrás de los científicos del CIG, de las largas horas de investigación, del desvelo de saberse imprescindibles para salvar vidas hoy, están también los trabajadores de Taxis Cuba.
“Los choferes que trabajan con el CIGB son también parte del colectivo, porque han probado su capacidad para hacer bien su trabajo y también por la discreción y control que exige este tipo de labor”, aseguró Elizeth García Iglesias, Jefa de Gestión y Control del CIGB.
Trasladar muestras, materiales y pacientes para ensayos clínicos en toda Cuba, además de apoyar gestiones administrativas, son algunas de las tareas que enfrentan los choferes de Taxis Cuba por más de diez años y que cobra gran importancia en medio de la pandemia por COVID-19.
De forma histórica, el traslado de personas para ensayos clínicos desde (y hacia) los lugares más intrincados del país es una de las labores más nobles y de mayor peso. “Los ensayos clínicos encierran cierta complejidad por los equipamientos que requieren, en algunos casos. Ese paciente hay que moverlo de su provincia, a veces de los lugares más recónditos. Ahí entra la participación de los choferes de Taxis Cuba, quienes no solo trasladan, sino también acompañan muchas veces a los pacientes y sus familiares en gestiones y procesos, es lo que nosotros denominamos un moderador, un enlace entre el paciente y el centro de investigación”, señala García Iglesias.
En el caso del traslado de muestras, el trabajo exige también entrenamiento. Para estas gestiones, los choferes de Taxis Cuba reciben cursos de bioseguridad y preparación para el manejo de recursos. EL CIGB es estricto en el control y gestión de materiales. Los choferes saben que de un buen manejo depende la vida.
Al respecto, Iglesias comparte el criterio que “los traslados de materiales y muestras exigen páctica y, sobre todo, exigen un compromiso elevado con este país y con la batalla que hoy estamos librando”.
Indagar sobre el trabajo de los choferes de Taxis Cuba en el CIGB, rompe con la visión clásica que se les adjudica a los taxistas y nos devuelve una visión de humanidad, de entrega, de responsabilidad, de vinculación directa a grandes obras para salvar vidas. Si en un lugar tiene una gran carga humanitaria, el trabajo de Taxis Cuba, es en este Centro.
“Los científicos y médicos del CIGB están salvando, y nosotros formamos parte de eso también, es tal la responsabilidad que asumimos en este tipo de trabajo que nos hace sentirnos parte del proceso. No es solo el chofer que transporta, sino es la persona que interactúa y que le pone a su trabajo un factor de humanidad. No tocas con la mano científicamente hablando, pero sí le llegas al corazón en ese momento crucial de asistir a un ensayo clínico de un medicamento determinado”, dice emocionado Andrés Pedroso, chofer de Taxis Cuba.
Además, agrega, “el coronavirus vino para engrandecer nuestro sentido de humanidad. Hoy el COVID- 19 tiene un nivel de pandemia y de ahí su importancia. Pero, la experiencia que tuvimos con el Hebertprot-P, por ejemplo, también fue única. Trasladar médicos y pacientes por toda Cuba, llegar con un tratamiento, en ensayo clínico, que evitaba la amputación de un pie o de otro miembro, hasta los lugares más recónditos de este país, fue para mí una experiencia increíble”.