Bastan unas pocas palabras para sentir la energía y la seguridad de esta mujer. Cuando habla pareciera que imparte una clase: dice cada palabra exacta y entona las frases con la cadencia de quien intenta develarte el universo. Pero, en esa sabiduría no hay academias, sino más de veinte años dedicados al sector del transporte.
Las mujeres como ella, llevan el arte de dirigir en el ADN y por eso, mueven a las personas y merecen el respeto de sus compañeros, aunque ocupen cargos o no. Si algo pudimos constatar es que su empuje está en la personalidad y no en el letrero del escritorio que la describe como Directora de la Agencia No. 7 en La Habana.
A la entrevista con Imandra Muñoz Sabina llegamos en un intento de visibilizar a mujeres dirigentes que se baten todos los días en el plano profesional por hacer de Taxis-Cuba una mejor empresa y que, además, llevan en sí mismas la elección de vida de ser madres. Imandra, como otras tantas, vive entre las aguas de las obligaciones profesionales y los deberes como madre.
¿Cómo y cuándo llega a Taxis-Cuba?
Los primeros pasos los di en la Agencia de Gran Car, donde llegué a ser jefa de recursos humanos. En el caso de Taxis-Cuba, soy fundadora de la empresa desde su constitución oficial en 2014. Venía de administrar la UEB No. 11 de Cubataxi.
Me enorgullezco todavía -a estas alturas- de que me seleccionaran para ocupar el cargo de dirección de la Agencia, pues representa un reconocimiento a años de esfuerzo profesional. Desde entonces, enfrentar el reto de ser directora de este colectivo es una tarea ardua.
Esos primeros meses de creación fueron muy difíciles, pues nos enfrentábamos a un nuevo modelo de gestión que requería procesos y flujos de trabajo bastante demandantes. Enfrentábamos entonces un cambio de filosofía que hoy nos permite ver sus frutos.
Después de asumir todos los ajustes mecánicos de los autos y la documentación legal, el 11 de septiembre de 2014 iniciamos las tareas productivas. Hasta la fecha, puedo decir con total orgullo que formamos una gran familia, tanto con los trabajadores de la Agencia, como con los choferes.
¿Cómo valora sus vivencias dirigiendo un equipo de trabajo amplio, en un sector históricamente dominado por hombres?
Mi desempeño en este puesto de trabajo es un constante aprendizaje, aunque me ha valido mucho mi experiencia previa.
A pesar de inconvenientes que se hayan podido presentar en el camino: aplicaciones de medidas disciplinarias, análisis individuales o cualquier otro percance, considero que mi experiencia es positiva. Tengo la convicción de actuar ante cada circunstancia con imparcialidad y justicia.
Incluso, me caracterizo por el trabajo en equipo, por eso ante cualquier situación, en las evaluaciones que se emiten median las organizaciones y demás miembros del consejo de dirección de la Agencia.
Quizás por mi condición de mujer y los estigmas que penden sobre nosotras, me esfuerzo mucho más como directora, trato de ser más organizada, detallista, me exijo todos los días.
Pero, si algo he podido constatar en muchísimas ocasiones, es que la ejemplaridad es el mejor aliado de una dirigente. Nada puede contra la confianza, la exigencia, la disciplina y la seguridad que puedas crear con tus trabajadores.
¿Cómo combina sus roles de madre y directora de agencia?
Coincidentemente durante estos seis años mi hija estudió medicina. Me he batido entre mis responsabilidades aquí y el acompañamiento a ella en sus estudios y en su vida diaria. Pero, no han sido pocas las ausencias en momentos importantes de su carrera.
Mi hija ha merecido premios y galardones por la calidad de sus trabajos como estudiante-investigadora, que no son más que el reconocimiento a una joven talentosa y esforzada; y, sin embargo, no he podido aplaudirla ni felicitarla en los eventos donde les ha entregado.
Los procesos de liquidación en la Agencia tienen una gran envergadura e importancia, nos entrevistamos con cada uno de los choferes mensualmente. Participamos en reuniones y eventos que son decisivos y la mayoría de las veces, se extienden fuera de horarios laborales. Por eso, es muy importante el apoyo de la familia y hasta de los propios hijos cuando se hacen mayores.
Mi trabajo como directora, a diferencia de otros sectores, es frente a la producción y eso exige estar presentes para preservar y custodiar los recursos que ponen en nuestras manos. Creo que ser consecuente con eso es un modo también de no defraudarla como madre.
En estos tiempos la tarea ha sido mucho más fuerte, pues mi hija estuvo como voluntaria en el combate a la covid-19 en la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI). Para una madre es muy duro estar en una situación que se debate entre el deber y el amor.
¿Cuál ha sido su mejor experiencia?
Se me ocurre poner el ejemplo del cambio de flota en 2018 por su significación: la grata experiencia de poner a trabajar y a producir autos “cero kilómetros” y a la vez, la repercusión que tendría este hecho para la productividad de la Agencia y, por tanto, de la empresa.
Fue un día arduo, intenso, pero muy gratificante… Cada chofer condujo el nuevo vehículo directamente desde el barco en el puerto y marchamos en caravanas con un miembro del consejo de dirección al frente, hasta la Agencia.
Después de más de tres años, los choferes con su alto sentido de pertenencia han sabido mantener las condiciones de los vehículos.
De manera general, mi experiencia ha sido positiva, a pesar de que ha habido momentos de toma de decisiones importantes. Me gusta dirigir -lo confieso-. También me siento en el deber de formar a los jóvenes y de enseñarlos.